“… Cuenta la tradición que el 8 de diciembre de 1858, a la hora de la Misa Mayor, volaron por primera vez los tañidos broncíneos de la gran campana de la iglesia de la Concepción del Uruguay, que la piedad de la Señora Doña Dolores Costa de Urquiza hizo elevar al campanario del templo, tal como está grabado en letras de alto relieve en la misma campana.
Seis años más tarde, en 1864, el Excmo. Sr. Gobernador de Entre Ríos hizo elevar otra campana, en cuyas circunferencia exterior se grabó el recuerdo del General Urquiza, para que ambas: la Dolores Costa juntas dijeran su llamado claro y musical al pueblo entrerriano, recordando la memoria del primer Presidente Constitucional y de su Sra. esposa, aún después que ellos acallaron su voz mortal bajo el silencio del mármol.
Las campanas, compañeras desde entonces, y la campana primitiva que lleva como fecha año 1729, anunciaron al pueblo de la capital (Concepción del Uruguay en la época heroica) todos los fastos litúrgicos, vibraron en los días patrios, acompasaron las horas de vuelo. Dios hablaba en los sones de distinta sonoridad un siendo el alma del misticismo, levantando el espíritu de entusiasmo o llamando a la plegaria.
Las campanas compañeras llamaron en los atardeceres místicos, cuando las costumbres antiguas exigían el “Toque de Oración” y en el pueblo y en el campo los hombres se descubrían, las mujeres se inclinaban y en los labios florecía el “Acción de Gracias”; repiquetearon en los 25 de Mayo de antaño cuando la bandera de la Patria se izaba en la Comandancia; doblaron en las horas luctuosas del 13 de abril de 1870 cuando el grave y conmovido cortejo acompañó los restos del General Urquiza desde la residencia del Dr. Benjamín Victorica hasta el templo.
Un día, tal vez en un “Angelus” brumoso y moribundo de junio el dolor se abatió sobre una campana y calló herida de afonía. La otra – pájaro sin compañera para cantar a Dios - siguió sonando hasta que una tarde enmudeció sorda y opaca.
El tiempo - puerta de olvido - cerró sobre las campanas que la iglesia parroquial.
El 13 de mayo de 1947, el Sr. Cura párroco Pbro. Zoilo M. Bel, envío las agrietadas campanas: mil kilos de bronce histórico a los talleres de fundición del Ministerio de Marina de la Nación. Y volvieron curadas de afonía. Y resonaron y están resonando como la voz del pasado.
Suenan las campanas de la Virgen… Y en sus sones está la plegaria de Dios; el llamado espiritual; la música del viento; el triunfo de Jesús. En las campanas esta la voz del pasado.
El solemne mandato de quiénes, libres de arcilla física, son extensas de luz iluminando la mente de la nueva generación….”
Sirve este texto escrito por Lautaro Antúnez en 1959, para comentar que tres nuevas campanas ubicadas en el campanario sur, acompañarán a las tres ya existentes. Dos de estas últimas –aunque permaneciendo en su lugar – callarán para siempre a vista de las fisuras con que el tiempo las ha marcado. A la restante se le adicionará internamente un martillo eléctrico, para incorporarla como campana para el toque del Ángelus .
Las nuevas campanas con sistema de toque a vuelo motorizado, automatizadas y programadas por computadora, serán construidas y puesta a punto por los campaneros de la Miguel y Juan Bautista Bellini, dos hermanos que mantienen la tradición iniciada en 1892 por su bisabuelo, el italiano Juan Bellini en la Provincia de Santa Fé.