miércoles, 25 de mayo de 2011

Pinturas murales

El proceso de recuperación del valor del Templo de la Inmaculada Concepción, - y tal como se dijera anteriormente - contempla la posibilidad de rehacer algunas de las obras pictóricas que lo decoraban en los primeros cincuenta años del siglo XX.

Para ello se ha convocado al pintor paranaese Raúl Gonzalez, para la realización de esta tarea, previa aprobación de los bocetos pertinentes por las autoridades religiosas y gubernamentales que financian el proyecto, y guardan de la preservación religiosa e histórica de la casa. El viernes 20 del corriente mes, el Párroco Jorge Almeida, el Padre Rubén Leikam, la Subsecretaria de Arquitectura y Construcciones, M.N.O. Alicia Benitez de Feltes, se reunieron con el mencionado artista a fin de considerar algunos aspectos relativos a la composición pictórica, como a la temática religiosa.

A los efectos y atendiendo a las precisiones dada por el Padre R. Leikan - sacerdote de importante trayectoria docente universitaria, litúrgica y artística en el orden nacional e internacional - se evaluó la estructuración del siguiente programa iconográfico:

1. El ábside. Al entrar en una iglesia la mirada se dirige espontáneamente hacia delante, atraída por el altar mayor o retablo y el ábside. En la parte superior del ábside se representaría a Cristo glorioso y Señor de todo el universo y de la historio, que los bizantinos y la tradición eclesial toda ha llamado “Cristo pantócrator”. Se trata al mismo tiempo del Cristo que vendrá al final de la historia, objeto de nuestra fe, de nuestra esperanza y de toda nuestra vida cristiana. Cristo es al mismo tiempo el gran celebrado en los ritos del culto, la razón de ser del mismo y quien se hace presente con su obra salvadora en la liturgia cristiana. Con esta imagen en el ábside se quiere subrayar al mismo tiempo la fe cristológica de la Iglesia y el cristocentrismo del culto y de la vida de los fieles.

2. La cúpula. Arquitectónicamente la cúpula ha buscado siempre ser una representación plástica del cielo y de la gloria. Dado que la Basílica de Concepción del Uruguay está dedicada a la Inmaculada Virgen maría, el tema decorativo dominante será mariológico. De ahí que en la cúpula se representará la glorificación de la Virgen, rodeada de ángeles y santos. En la tradición iconográfica siempre se han incorporado en el cuadro general los santos venerados por los fieles en ese determinado momento histórico y eclesial. Es por este motivo que acompañarán a la Virgen en la gloria algunos santos más actuales: Ceferino Namuncurá, la Madre Teresa de Calcuta, el Papa Juan Pablo II, Teresa de los Andes y otros.

3. Las cuatro pechinas. Irán pintados los cuatro Evangelistas: San Marcos, San Lucas, San Matero y San Juan, que originariamente estaban ya representados esta Basílica, y que han sido cubiertos por la intervención precedente y ahora irrecuperables en su estado original, pero que serán nuevamente pintados según la tradición, dado que los evangelistas son los testigos de todo el misterio cristiano narrado por ellos mismos en sus homónimos evangelios.

4. Ábside lateral izquierdo. En consonancia con el ya mencionado tema pictórico mariano, se pintará la anunciación del ángel a la Virgen, representando así el misterio que dio origen a nuestra redención: la encarnación del Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo y gracias a la respuesta generosa de la Virgen con su “sí” a la voluntad de Dios.

5. Ábside lateral derecho. Dado que María es la primera redimida por su colaboración en el plan salvífico desde el anuncio del ángel y la encarnación del Hijo de Dios, y de ella nacería Jesús, quien al mismo tiempo hará de sus redimidos su cuerpo, es decir la Iglesia, en el lateral derecho se representará a la Virgen en medio de los apóstoles recibiendo al Espíritu Santo el día de Pentecostés. Se puede decir que los dos ábsides con la cúpula central conformarían un tríptico mariano armónico: la encarnación con el anuncio del ángel (ábside izquierdo), el nacimiento de la Iglesia con la venida del Espíritu sobre la Virgen y los discípulos en Pentecostés (ábside derecho) y finalmente su glorificación y coronación como Reina y Señora de los redimidos.

6. Pared del coro superior. Para completar el tema mariano, se pintaría en la pared superior, en el coro, el nacimiento de Cristo, poniendo de relieve la maternidad divina de María. Al mismo tiempo, la iconografía de entrada de la Iglesia formaría un díptico con el extremo opuesto, el ábside: el Niño Dios nacido humildemente en Belén fue constituido en Cristo Señor glorioso: la primera venida de Cristo en Belén, y la segunda venida de Cristo en la gloria, que esperamos, objeto de nuestra fe, motivo de nuestra celebración litúrgica y razón de ser de nuestra vida cristiana, como se dijo más arriba.